Eva tenía 4 años recién cumplidos cuando una serie de presuntas negligencias médicas nos la arrebataron. Decimos presuntas porque existe, pendiente de resolución judicial, una querella criminal por homicidio contra dos pediatras de La Coruña, que trabajan en el Hospital Modelo y tienen también sus propias consultas: el Dr. Julio González Yebra-Pimentel y la Dra. Mª del Carmen García Cabanas.

jueves, 29 de septiembre de 2011

[Prensa] Dos médicos imputados por la muerte de una niña denuncian un “juicio mediático”

Los facultativos, que sí respondieron al juez y a su abogado, aseguran que el tratamiento al que la familia atribuye la muerte ya había sido establecido cuando ellos intervinieron
    

Pablo López - A Coruña - 29/09/2011 
Publicada en La Opinión de A Coruña 

Dos pediatras que comparecieron ayer en los juzgados como imputados de haber propiciado por negligencias médicas la muerte de una niña de cuatro años, que falleció tras haber sido operada de amígdalas y vegetaciones en el Hospital Modelo, se negaron a responder a las preguntas de los tres abogados de la acusación particular -los dos de la familia, uno de los cuales es el propio padre de la menor fallecida; y uno del Defensor del Paciente-. Y es que consideran que la fase de instrucción está contaminada por un proceso paralelo o, lo que es lo mismo, por las declaraciones públicas y manifestaciones de los familiares y amigos de los padres de la pequeña. 

Fuentes próximas al proceso explicaron que, en un principio, estaba previsto que los pediatras imputados se negaran a declarar por este supuesto "juicio mediático", aunque finalmente aceptaron contestar a las preguntas de sus propios abogados y del juez y únicamente rechazaron responder a las cuestiones formuladas por los letrados que representan los intereses de la familia de la niña fallecida. 

El abogado que representa a los médicos, José Luis Gutiérrez Aranguren, explica que fue él mismo quien les recomendó a los pediatras que no contestaran a las preguntas de los letrados de la familia tras conocer que circulaba por las redes sociales la convocatoria de la manifestación que se celebró ayer frente a la puerta de los juzgados, después de que más de medio centenar de familiares y amigos de los padres de la pequeña fueran desalojados por orden del juez del pasillo en el que estaba la sala donde declararon los imputados. 

Los abogados de la acusación están en desacuerdo con que las manifestaciones de los familiares y amigos de sus representados puedan considerarse como parte de un proceso paralelo. El padre de la pequeña, que es además uno de los letrados, apela al derecho de la familia a "informar a la opinión pública y a los medios de lo que está pasando". 

Lejos de reconocer estas movilizaciones y protestas como elementos de distorsión que pueden afectar al proceso, el padre de la menor manifestó sentirse muy satisfecho por el apoyo recibido de personas que, según explica, únicamente buscan que se haga justicia. "Queremos que el procedimiento se siga de forma absolutamente normal, pero no estamos exentos de que la gente nos venga a apoyar y estamos muy contentos de que así sea", comentó Raúl Varela, padre de la pequeña. 

La pequeña sufrió tras la operación de amígdalas a la que fue sometida un descenso de sodio, algo que, según explica el padre de la pequeña, jamás habría causado la muerte de la paciente de no haber errado los médicos al decidir el tratamiento. Según la familia de la pequeña, la cantidad de sodio administrada por los facultativos fue muy inferior a la necesaria y la duración del tratamiento, más larga de lo que procedía. "Tuvo una bajada de sodio tras una operación de amígdalas que había transcurrido normalmente. Ante esa situación, pautaron una cantidad de sodio muy inferior a la debida y durante un periodo de tiempo muy superior. Hay que hacerlo entre dos y cuatro horas y establecieron el tiempo de medicación en 24 horas", declaró el padre de la niña tras la manifestación frente a los juzgados. 

Los médicos imputados, en respuesta a las preguntas formuladas por el juez, por su abogado y por el letrado que representa al Modelo, trataron de defender las decisiones que tomaron. El primero de ellos aseguró que la operación de la niña, que la familia de la pequeña desvincula del caso, terminó a las 13.30 horas y que su presencia no fue requerida hasta las 21.30 horas. Este pediatra recalcó que, cuando él intervino, la niña ya estaba enferma y con tratamiento y que, hasta ese momento, la salud de la pequeña era responsabilidad del médico que la operó. El abogado de la defensa subraya que la intervención de amígdalas propiamente dicha no puede desvincularse de la causa ya que "sin operación, no habría habido caso" y que su defendido se encontró, cuando le tocó actuar, con un tratamiento ya establecido al que se limitó a aplicar "pequeñas modificaciones". 

La pediatra acusada, que tuvo que intervenir después de que lo hiciera el primer imputado, recalcó el hecho de que el cuadro que presentaba la niña es grave y con altos índices de mortalidad. 

Para los letrados que representan a la familia de la pequeña, el supuesto error en el tratamiento no es la única negligencia cometida por los médicos imputados en esta causa. El padre de la menor asegura que su hija pasó sus últimas horas en una unidad hospitalaria que, por su estado y por su edad, no le correspondía. "La niña estaba en una UCI que no era pediátrica, a pesar de que nosotros habíamos insistido en trasladarla", declaró el padre de la menor fallecida. 

También denuncia Varela que uno de los pediatras procesados hizo caso omiso de una llamada en la que se alertaba del mal estado de la pequeña. "El médico se fue a dormir y no regresó al hospital cuando, a las cinco de la madrugada, lo llamaron para decirle que había convulsionado de nuevo", expuso. 

El abogado del Hospital Modelo, al que la familia de la niña considera responsable civil subsidiario, declaró que los médicos, aunque ejercen en el centro, no tienen una relación laboral con él.

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